LIPOLÁSER
La liposucción láser modela el cuerpo con tecnología de punta, es un procedimiento que remueve selectivamente la grasa no deseada del cuerpo con excelentes resultados. Está diseñada para modelar el cuerpo, destruyendo la grasa mientras preserva aquellos otros tejidos importantes para promover resultados lisos y cicatrización rápida, lo que el paciente puede incorporarse a la rutina diaria de forma casi inmediata. Es un procedimiento de alta precisión y mínimamente invasivo, indicado tanto en la corrección de irregularidades como en las desproporciones debidas a la acumulación de la grasa que no desaparece con dietas ni con ejercicio físico u otros tratamientos. Por tanto, se trata de una técnica que permite remodelar la silueta, reducir la celulitis y atenuar la flacidez.
Diferencia del lipolaser con la liposucción convencional
Las diferencias con respecto a la liposucción tradicional son varias. La más evidente es la tecnología utilizada, el láser, y los resultados obtenidos, ya que la cirugía es mucho menos invasiva y los resultados más inmediatos. El lipoláser facilita la eliminación de la grasa licuándola, al contrario que la liposucción, cuya técnica se basa en romper la grasa mediante la cánula para poder aspirarla.
El lipoláser no viene a sustituir a la liposucción, ya que se centra en pequeñas y limitadas áreas de grasa localizada y no se extrae tanta cantidad de grasa como en la liposucción convencional. La abertura pequeña de la luz láser tiene un campo relativamente limitado de acción y por eso el lipoláser se aplica en zonas reducidas que requieren mayor precisión en el control de las cánulas de extracción y que son de difícil acceso para el instrumental convencional. Por tal motivo, una de las ventajas del lipoláser es que permite tratar acúmulos grasos pequeños en zonas donde la liposucción tradicional no puede actuar. Además, corrige las irregularidades que se desarrollan en zonas sometidas a liposucciones convencionales.
Otra diferencia estriba en que el lipoláser proporciona mayor firmeza cutánea al favorecer la retracción o estiramiento de la piel, y así evita la posible flacidez que se puede generar en el posliposucción.
En el posoperatorio también se observan varias diferencias. Al ser una técnica mínimamente invasiva, no requiere hospitalización ni procedimientos anestésicos mayores (ni anestesia epidural, general o sedaciones de gran envergadura, sólo anestesia local) por lo que reduce el riesgo quirúrgico. Asimismo, las molestias del posoperatorio son mínimas (menor dolor, inflamación, sangrado y formación de hematomas) y permite la reincorporación a la actividad en 24 horas.